sábado, 31 de agosto de 2013

Casas de celebridades en Córdoba




CORDOBA (Especial).- Hombres ilustres del arte y la política llegaron a Córdoba atraídos por el clima o el paisaje y sus casas hoy son atracciones turísticas, así como motivo de peregrinación para entendidos. Un puñado de casas museo sobreviven igual que antaño, como si todavía estuvieran habitadas por sus antiguos dueños.

Por casualidad, Manuel Mujica Lainez descubrió El Paraíso, una quinta en Cruz Chica, cerca de La Cumbre, y se instaló ahí desde 1969 hasta su muerte, en 1984. En el parque de una hectárea, diseñado por Carlos Thays, está la tumba de su perro: en la novela titulada con su nombre, Cecil , es justamente la mascota la que cuenta la historia del lugar, donde el escritor acostumbraba llevar a sus constantes invitados a hacer largas visitas guiadas por la casa española, de tres plantas y 20 habitaciones.
Hoy son guías especializados los que la recorren, entre pinturas, fotografías, porcelanas orientales, tallas coloniales, piezas arqueológicas y 15.000 libros. También típicas boinas y bastones del escritor; su lapicera; el monóculo; el sombrero inglés; el anillo del escarabajo, que protagonizó otro libro célebre, y la máquina Woodstock, con la que escribió el 40 por ciento de su obra.
En un patio andaluz, la pared de cerámicos inspiró el cuento El hombrecito del azulejo . Y cerca descansa el escritorio de viaje de José de San Martín. Pero la residencia no es la misma de la novela Invitados en el Paraíso , que Mujica Lainez publicó 12 años antes de encontrarla, ni lleva ese nombre en su homenaje. Fue pura casualidad. "Cuando estuve en El Paraíso comprendí, adiviné que ése era el sitio esperado", dijo alguna vez Manucho.

BUENO PARA LA SALUD

En Alta Gracia hay más casas-homenaje. Ahí, en 1942, el compositor español Manuel de Falla encontró el clima ideal para combatir la tuberculosis. En Los Espinillos están todos los detalles de la última vivienda del autor de Amor brujo , su piano, la batuta, un frac, las partituras y su música, que se oye durante todo el año. Desde 1970 funciona como museo y testimonio de su austeridad.
También por recomendación médica vivió en Alta Gracia la familia Guevara Lynch de la Serna, entre 1932 y 1943. Ernesto, el mayor, aliviaba con el clima serrano los síntomas del asma que lo acompañaría toda la vida. El lugar, ahora, es el Museo Casa de Ernesto Guevara. Que vivió ahí entre los 4 años y los 16 años: hay baberos que bordó su madre, boletines escolares, una réplica de la bicicleta con la que recorrió el continente en la juventud (aunque el motor es el original), fotos, cartas y más.
Emotiva, la habitación de Rosarito González de López: cocinera y niñera en aquella época, hoy tiene 88 años y vive en la misma ciudad. "En 2004 pasaron por acá 44.000 personas", cuenta Ada Ventre, encargada de la institución.
Cerca en distancia pero no en el tiempo, está el Museo de la Estancia Jesuítica o Casa del Virrey Liniers. En el siglo XVII los jesuitas edificaron en el centro de lo que fue luego Alta Gracia un establecimiento agrícola, ganadero e industrial, para sostener al Colegio Máximo. En 1810 lo adquirió el virrey Santiago de Liniers. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, por las 17 salas corre un aire ecléctico: la sala y la cocina, al estilo del virrey; herrería y baños, como los usaban los jesuitas.
Y en Cerros Colorados, a unos 160 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba, esperan la casa natal y actual museo de Leopoldo Lugones (1874-1938), con amplias habitaciones, patio con aljibe, alberga pertenencias del poeta, ejemplares de sus obras y fotos. En la misma localidad, otro hito cordobés es la casa de Atahualpa Yupanqui, que habitó lo que hoy se conoce como Museo Agua Escondida, donde vivió por temporadas entre 1940 y 1960 y, por su expreso deseo, allí descansan sus restos. .
María Paula Zacharías
Foto: María Paula Zacharías
http://www.lanacion.com.ar/674080-como-en-casade-una-celebridad
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